viernes, 25 de julio de 2014

¿Cuba como segundo país de Latinoamérica con mejor Índice de Desarrollo Humano?.Editorial

Editorial / Cuba: Expertos en manipulación de indicadores








                                                                                     Archivo: Mapa Indice Desarrollo Humano

La manipulación de indicadores continúa por parte del estado cubano y obtiene el beneplácito de la agencia de ONU encargada del tema ( PNUD). Mezcla de manipulación estadística en los diferentes ministerios en la isla; ausencia de agencias independientes nacionales para su verificación; cambios a la medida cubana en la metodología de los cálculos y un presumible cabildeo de influencias; ya anunciaban los apologetas del régimen cubano ¡desde hace casi un año! la modificación favorable a la dictadura cubana en el posicionamiento de sus reportes.
Información relacionada:
  1. Definición de desarrollo humano
  2. Índice de Desarrollo Humano
  3. Definición de Pobreza
  4. Índice de pobreza multidimensional
  5. Informe sobre Indice de Desarrollo Humano 2014 (PDF) español y otros idiomas

Por Miguel A. García Puñales
Un despacho de Martí Noticias, reporta; “Miembros de la sociedad civil cubana ofrecieron sus opiniones a Radio Martí sobre la reciente proclamación de Cuba como el segundo país de Latinoamérica con mejor Índice de Desarrollo Humano. Nuestro colega Adriel Reyes tiene el reporte.”


Acceda al video promocional del PNUD sobre el informe 2014



Analisis

Las Naciones Unidas en oportunidades suelen ser una Torre de Babel y no precisamente por las diferencias de idiomas entre los aforados. Medir indices de desarrollo ha demostrado ser una tarea bien difícil.

La primera versión de la creación de los referidos índices demostró no ser adecuada; ello motivó un segundo sistema de cálculo y por lo que se ve no será el último.

Los enlaces en cabecera de artículo le permitirán al lector empaparse sobre el tema.

Con relación a Cuba una cuestión es básica; al incluirse en el primer sistema de indicadores el componente de Producto Interno Bruto (PIB) y resultar en consecuencia que el referido indicador desfavorecía el posicionamiento de la isla en el Índice General de Desarrollo Humano, se inventaron los magos del Instituto Nacional de Estadísticas una nueva forma de medir el PIB, agregándole un componente “social” que cuasi duplicaba los resultados económicos de la nación, tomando pero con modificaciones el llamado “Indice de Progreso Real” utilizado en algunos entornos, pero no como componente del IDH; resultado de lo cual Cuba dejó de aparecer en en los reportes del PNUD. Consulte: Cuba, una economía ineficaz y dependiente

Cualquier indicador que se utilice por el sistema de naciones Unidas, siempre parte de la información que brindan los estados y evidentemente hay dos formas de medir la “calidad” del reporte. La primera con toda lógica es el “cuadre” de los datos numéricos en las diferentes emisiones multisistemas de los reportes nacionales.

Otra cosa es que los referidos reportes se correspondan con la realidad de las tomas de datos; que en el caso cubano suelen ser en todas las ramas de la economía y los servicios exagerados por los sistemas estadísticos de base. De ello existen multitud de pruebas publicadas por medios independientes no reconocidos por el gobierno de la isla y denunciadas en diferentes foros internacionales, -el Exámen Periódico Universal sobre Derechos Humanos-, por ejemplo.
Por cierto en este último informe sobre el cumplimiento de los Pactos Sociales ante el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra (abril-mayo de 2013), presumiblemente Cuba no sólo falseó informes sino que además se sirvió para ello de “asociaciones tapaderas”.
Lea, de la asociación UN Wacht que monitorea el trabajo de naciones Unidas el Informe: MASSIVE FRAUD THE CORRUPTION OF THE 2013 UPR REVIEW OF CUBA PDF
Analicemos no ya las cifras sino el contenido conceptual de algunos de los indicadores que aparecen en el informe; Si nos atenemos al reporte emitido por Cuba, los componentes de los IDH en la isla son poco menos que paradisíacos.

En el caso cubano y dada la realidad del país en contrastado aumento de la marginalidad social; el Centro de Información y Documentación de Estudios Cubanos ha preferido desarrrollar un sistema de indicadores que permitieran evaluar el estado de la nación y por ende de su población (desarrollo humano), solo que midiendo dicho desarrollo contra si mismo.

Si bien el IDH de ONU, puede servir al organismo internacional para medir la eficacia de sus políticas de cooperación al desarrollo, medir lo que se llama medir lo que ocurre dentro de Cuba, dependerá cada vez de los esfuerzos de los profesionales y técnicos que nos propongamos hacerlo.

Cuba es, desde hace tiempo una nación fallida, que necesitará tener muy bien estudiadas sus realidades para intentar una reversión en progreso.

Próximos articulos de nuestras páginas expondrán sistemáticamente todos los sistemas de creación de índices que de forma histórica se han trabajado al respecto.

Conferencia: Cuba, el estado de la Nación.

 

martes, 22 de abril de 2014

El casi olvidado affaire hondureño

Documentos/ Diseminación Selectiva de la Información
 
 
 
 
 
 
Estuve pensando en subtitular el artículo como “la mala memoria de los pueblos”, pero ignorar el sustantivo “Honduras” o cualquiera de sus posibles gentilicios se me antoja delito de leso periodismo. Articulo en PDF.
 
Por Miguel A. García Puñales
 
El caso hondureño, vinculado en el pasado reciente con la expulsión del presidente Manuel Zelaya del territorio nacional fue a no dudarlo un punto de inflexión en una corriente política empeñada en fagocitarse a cuanto vecino territorial con estructura de gobernabilidad democrática le quedara a mano. Tal y como vienen haciendo todos los estados de ideología comunista, sea cual sea el nombre con el que se presenten; últimamente suelen referirse a sí mismos como “progresistas” abarcando un anchísimo espectro ideológico que cubre desde la socialdemocracia hasta el anarquismo libertario sin hacer ascos a ecologistas, feministas y cuanto “ismo” pueda ser incorporado en sistema y siempre a favor de sus objetivos.
 
Con el derribo del muro de Berlín y la salida a la luz pública de los archivos – entre otros – de la KGB y Stasi; las partes necrófilo-pudendas del comunismo quedaron a la luz pública, para asombro incluso de los más descreídos.
 
A diferencia de lo ocurrido con el fascismo en todas sus variantes europeas, -que contó desde sus inicios con numerosos apoyos colaboracionistas; que solo con el desencadenamiento de la II Guera Mundial y sus resultados se trastocó en una condena jurídica universal al amparo de la por entonces recién creada ONU- el flagelo comunista pasó de puntillas sobre sus excrecencias sin recibir siquiera una merecida propuesta de ilegitimidad, logrando así el margen de tiempo necesario para su recuperación.
 
Mientras, numerosos catedráticos y politólogos conservadores, soltaban campanas al vuelo en enjundiosos tratados de prospección política (el más conocido “El fin de la Historia y el último hombre” de Francis Fukuyama) o artículos de investigación periodística con vocación de oráculo y éxitos de ventas como “La hora final de Fidel Castro” de Andrés Oppenheimer; sin contar que no fue sino hasta finales de la década de los noventa que se destapó la más grande operación de desinformación orquestada por el gobierno de La Habana, nada más y nada menos que dentro del primer círculo del Pentágono (Las Guerras Secretas de Fidel Castro. Cap. 27 Ana Belén Montes un topo en el Pentágono ) para convencer a su “archienemigo” sobre su predecible retirada a “cuarteles de invierno” como vaticinara años antes un conocido analista del exilio cubano.
 
A fin de cuentas, la caída de la estructura comunista en la URSS y sus estados satélites de Europa del este; si bien marcó el fin de la Guerra Fría tal y como se conoció hasta entonces –potenciando los llamados “conflictos de baja intensidad”- elevó a su vez en primer plano escenográfico a las numerosas fuerzas antidemocráticas del orbe sin categoría de potencia militar.
 
Sólo que – y solo por ahora- dichas fuerzas carecen de coordinación central, operando según sus específicas inclinaciones ideológicas –variopintas es cierto- pero no por ello menos peligrosas para el mundo libre, como se demostró el 11 S. Nacía entonces el concepto de “guerra asimétrica” que no siempre se desarrolla con el empleo de fuerzas armadas y en ocasiones desplaza los “combates” a los procesos electorales de países o grupos de países.
 
 
En 1991, Fidel Castro peroraba en el Buró Político del PCC sobre dos años de “tregua” para lograr sostener su “revolución”. Ese año se fundaba el Foro de Sao Paulo; el mismo año en que una delegación militar venezolana visitaba el Minsap cubano y solicitaba con insistencia una delegación médica cubana para el “desarrollo de proyectos” fijando el mes de febrero de 1992 como plazo inexcusable para la “ayuda”. En febrero de 1992, “casualmente”, Hugo Chávez intenta, junto a otros complotados ejecutar un golpe de estado contra el presidente legalmente elegido. ¿Casualidad?
 
En 1998, la dictadura cubana sufre un duro revés con el arresto de la Red Avispa en territorio norteamericano; Las Guerras Secretas de Fidel Castro. Cap. 26 La Red Avispa en Estados Unidos.
 
Ese mismo año la política de “empoderamiento” a largo plazo de aliados latinoamericanos de la dictadura cubana, logra su mayor éxito hasta la fecha; el primer triunfo electoral de Hugo Chávez Frías. La historia que sigue desde esa fecha hasta el día que se produjo la expulsión de Zelaya de suelo hondureño es bien conocida, centrémonos pues en…
 
La cuestión del método
 
No se asuste amigo lector no vamos a transitar por obras de clásicos del Marxismo-Leninismo y mucho menos por los “manuales” que cual catecismo distribuían en todas las bibliotecas y obligaban a recitar mediante los planes de estudio de obligatorio cumplimiento a todos los estudiantes a partir del 9º grado de la enseñanza general cubana.
Seguiremos simplemente la ruta crítica recomendada en todas las “escuelas de construcción del Partido” del régimen; como la Escuela Superior del Partido “Ñico López”, de la cual -se da por cierto- es graduado el actual mandatario venezolano Nicolás Maduro.
 
Receta:
 
Primero: Identificar las “debilidades de la democracia burguesa”; es decir sistema electoral, garantías legales, libertad de expresión, etc. con el fin declarado de organizar las vías para el derrocamiento del sistema y evitar tales “debilidades” una vez alcanzado el poder.
 
Segundo: Construcción de estructuras partidistas, ramificándolas en todas las esferas de la sociedad; incluidas las asociaciones sin ánimo de lucro, estudiantiles, sindicales, humanitarias, ecologistas y un largo etcétera que llega hasta las asociaciones fraternales y religiosas.
 
Tercero: Penetración de las estructuras estatales, especialmente las fuerzas armadas, así como el funcionariado de los tres poderes.
 
No es de extrañar entonces que esta fuera la ruta seguida en el caso de la ola populista iniciada con las primeras elecciones que llevaron al poder a Hugo Chávez. Luego a partir de la propia experiencia evolutiva (táctica suelen llamarle), implementar un autogolpe de estado a la nación venezolana con la aplicación del primero de los dos cambios constitucionales que promoviera Chávez como mandatario.
 
Un cambio constitucional organizado desde la presidencia en curso arriesga casi siempre la libertad del pueblo. Es el caso del método utilizado de forma continua en los países miembros del ALBA, por diferentes mandatarios que llegados al poder de forma más o menos populista, y luego de gobernar un tiempo, -eso sí, de la forma más populista posible- logran la continuidad en el poder de forma “constitucional”; cercan a los medios para eliminar la libertad de expresión, y juzgan con extrema dureza a los opositores políticos y periodistas díscolos..
 
En todos los casos, los cambios constitucionales se establecen mediante “consulta popular”; siempre bajo numerosas acusaciones de manipulación y participación foránea en el procesamiento de los resultados y represión armada a las protestas.
 
Así desde la inmensa base de operaciones que significa la nación venezolana; la penetración cubana, con larguísima data en el bloque comunista y en crisis que por poco llevan al mundo a la Tercera Guerra Mundial se vio en condiciones de extender su ideología por una buena parte del cono sur y lo intenta en centro América tomando como base a sus viejos aliados sandinistas de Nicaragua.
 
Algunos artículos publicados en nuestro medio, aclaran los pormenores. Ya se sabe que no existe nada mejor que una buena hemeroteca.
 
En Honduras, a diferencia del resto de una buena parte de Iberoamérica – el término Ibero es totalmente intencional- se paró los pies de forma expedita a la penetración comunista disfrazada de gobierno “popular”. La presente selección compila la información de prensa editada en el propio momento de los hechos e incluye de cabecera un enjundioso análisis de la periodista Mary Anastasia O’Grady.
 
 
Artículos recomendados:
Cuadro sinóptico. Países miembros del ALBA
 



Artículos:
 
Por qué Honduras expulsó a Zelaya
 
En un mundo más perfecto, el presidente de Honduras, Manuel Zelaya, estaría ahora mismo en una cárcel de su país a la espera de un juicio. El fiscal general de Honduras lo acusó de infringir la ley y la Corte Suprema ordenó su arresto en Tegucigalpa el 28 de junio.
 
Por Mary Anastasia O’Grady
 
Nueva York, 15 de julio/ The Wall Street Journal/ Las Fuerzas Armadas hondureñas, sin embargo, decidieron sacarlo del país y enviarlo a Costa Rica cuando llevaron a cabo la orden judicial.
 
Su expulsión les ha dado a sus partidarios municiones para afirmar que fue tratado ilegalmente. Ahora, Zelaya es un “héroe” internacional de la izquierda. La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, el dictador cubano, Raúl Castro, y el mandatario venezolano, Hugo Chávez, insisten que sea reinstituido en el poder. Su demanda no tiene fundamento. La detención de Zelaya fue legal, así como lo fue su destitución del cargo por parte del Congreso.
 
Si hay algo debatible sobre la crisis en Honduras es la pregunta de si el gobierno puede defender la expulsión del presidente. De hecho, tuvo muy buenas razones para esa medida y merecen la atención de Clinton si a ella le interesa defender la democracia.
 
Aparte de pisotear la constitución con vehemencia, Zelaya había demostrado que estaba listo para emplear violentas tácticas del chavismo para permanecer en el poder. La decisión de expulsarlo de inmediato fue tomada en el interés de proteger tanto el orden constitucional como la vida humana.
 
Dos incidentes ocurridos este año aportan pruebas. El primero ocurrió en enero cuando el país se preparaba a nombrar una nueva Corte Suprema de 15 miembros, como lo hace cada siete años. Una junta independiente formada de miembros de la sociedad civil había nominado a 45 candidatos. De esa lista, el Congreso debía elegir a los nuevos jueces.
 
Zelaya tenía sus propios candidatos en mente, incluyendo la esposa de un ministro, y sus nombres no estaban en la lista, por lo que empezó al legislativo. El día del voto, militarizó la zona alrededor del Congreso y, según la prensa, un grupo de hombres del presidente, incluyendo el ministro de Defensa, ingresó al Congreso sin invitación para aumentar la presión. El presidente del Parlamento tuvo que llamar a los guardias de seguridad para sacar al ministro de Defensa.
 
Al final, el Congreso se mantuvo firme y Zelaya se replegó. El mensaje, no obstante, había sido enviado: el presidente estaba dispuesto a usar la fuerza contra otras instituciones.
 
En mayo, hubo otra amenaza a la paz igualmente grave lanzada por el equipo de Zelaya cuando éste impulsó un plebiscito para rescribir la Constitución de manera ilegal. Debido a que no se permite al poder ejecutivo llamar a tal referendo, el procurador general había anunciado que pretendía imponer la ley contra Zelaya.
 
Una semana después, unos 100 instigadores indígenas, armados con machetes, se presentaron en la oficina del fiscal general, Luis Rubí. “Hemos venido a defender la segunda fundación de este país”, anunció el líder del grupo, Salvador Zúñiga. “Si se nos es negado, recurriremos a la insurrección nacional”.
 
Estas experiencias atemorizaron a los hondureños porque sugirieron con firmeza que Zelaya, quien se había alineado a Chávez, ahora estaba emulando la toma de poder del mandatario venezolano. Otros protegidos de Chávez —en Bolivia, Ecuador y Nicaragua— han hecho lo mismo, al rehusarse a aceptar controles a su poder y socavar las instituciones.
 
Fue el uso de intimidación de turbas de parte de Zelaya contra opositores lo que llevó a su exilio. Los hondureños dicen que les preocupaba que si Zelaya se quedaba en el país después de su arresto, sus partidarios hubieran fomentado la violencia para tratar de derrocar al gobierno interino y restituirlo en el poder.
 
No sería la primera vez. Gonzalo Sánchez de Lozada, presidente democráticamente electo de Bolivia, fue destituido en 2003 con las mismas tácticas. Militantes antigobierno entrenados años antes por terroristas peruanos y financiados por Venezuela y con el dinero del narcotráfico de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) habían sitiado La Paz. Cuando la ciudad se quedó sin provisiones, Sánchez de Lozada emitió un decreto para que guardias armadas acompañaran a los camiones de alimentos y combustible.
 
Los rebeldes, que tenían armas y dinamita, se enfrentaron a los guardias. Sesenta personas murieron. El presidente fue presionado a renunciar.
 
Sánchez de Lozada me dijo por teléfono la semana pasada que presentó una carta de renuncia al Congreso Boliviano recién cuando Estados Unidos amenazó con cortar la ayuda si él abandonaba el país sin dimitir. Firmó bajo coacción, pero la carta fue luego utilizada por la comunidad internacional para respaldar lo que era efectivamente un brutal golpe a la democracia dirigido desde Caracas.
 
El hecho que la Organización de Estados Americanos (OEA) y EE.UU. nunca defendieron al presidente boliviano no puede pasar inadvertido entre los hondureños o los chavistas. Se puede apostar que Venezuela tratará de orquestar problemas similares en un intento por condenar al nuevo gobierno. Los patriotas hondureños tienen mejores probabilidades contra esa estrategia con Zelaya fuera del país, aun si Washington y la OEA no lo aprueben.
 
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Otros artículos relacionados con el tema, publicados en nuestro medio de prensa:

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Jueves, junio 4th, 2009

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Jueves, junio 4th, 2009




 


jueves, 11 de septiembre de 2008

De nuevo, hablemos de racismo (II parte)

Por Miguel A. García Puñales
II- Manipulación política e intrusismo analítico

Volvamos sobre nuestros pasos e intentemos sin encasillamientos extremos un análisis pausado sobre la situación actual de la discriminación en nuestro país.

No voy a remitirme de forma extensa al método histórico, pues ha sido utilizado en numerosas publicaciones, conferencias, charlas etc. por todos los que sobre el tema hemos opinado.

Si bien el curioso lector que quiera profundizar en él, nunca espere encontrar criterios mas o menos uniformes entre los diferentes analistas, ni tan siquiera en el tratamiento de la hechología concreta vinculada al tema.

Sólo para citar un ejemplo; la cantidad real de muertos durante la represión al levantamiento del general Evaristo Estenoz en 1912, nunca ha podido ser precisada con certeza, sólo se dispone de despachos de prensa y alguna declaración oficial muy nebulosa. Según sea el expositor se atendrá a una cifra u a otra en dependencia de su línea argumental.

Igual o aún peor ocurre con el tratamiento del tema referido a las políticas de la actual dictadura. Coincidiendo peligrosamente con las nuevas prácticas de manipulación social del gobierno cubano, algunos analistas del patio y algunos estudiosos extranjeros, pretenden endosar una parte importante de las causas de la marginalidad de algunos sectores raciales a su discriminación actual por la parte “blanca” de la sociedad.

Un primer problema a la hora de endosar las conclusiones analíticas, sigue consistiendo en la adjudicación de la categoría racial “negro” a un enorme espectro de fenotipos raciales, muchos de los cuales siendo mestizos no se identifican a sí mismos –auto imagen consolidada- como miembros de la raza negra.

Usualmente, los analistas pecan al brindar una visión europeizante sobre las gradaciones del color de la piel. Es común en tierra ibera que se haga referencia a todas las mezclas donde participe la raza negra como “negros” o incluso “negritos” cuando les da por minimizar lo que pueden considerar equívocamente como una ofensa.

En próximos artículos haremos referencia a cómo en una sociedad europea que se auto reconoce a sí misma como antirracista y donde cualquier manifestación formal de discriminación racial es considerada punible; Es común la práctica de un profundo racismo, fehacientemente asentado en la mentalidad de una parte importante de la población.

Y es que el fenómeno racista es una deformación de la individualidad psicológica antes y después que social, pero con manifestaciones sociales tan mimetizadas que son capaces de convertir la ley en papel mojado, incluso ante la voluntad inequívoca de las autoridades por hacerla cumplir.

Es hora entonces de volver sobre las conclusiones de la mesa redonda sobre racismo en el pasado Congreso de la Cultura Cubana efectuado en Madrid, referenciadas en la primera parte de este ensayo. Lo haremos sin seguir su orden original para facilitar lo que exponemos. Conclusión segunda; -Su eliminación (del racismo) requiere de legislaciones específicas.

Para comodidad del lector hemos intentado resumir esquemáticamente los diferentes cuerpos legales cubanos con relación al tema de las razas:

Cuba. Cuerpos legales que han abordado el tema racial
Constitución de 1901

• No recoge referencias específicas a la igualdad de razas entre los cubanos, sólo referencias a la no existencia de privilegios o fueros. Sin instrumentación de leyes específicas al respecto.

Constitución de 1940

• Artículo 20: “Se considera punible toda discriminación por motivo de sexo, raza, color o clase y cualquiera otra lesiva a la dignidad humana”

Código de Defensa Social

• No recoge ningún artículo referente a la instrumentación del mandato constitucional en este tema.

Constitución Totalitaria de 1976

• Artículo 42: "La discriminación por motivo de raza, color de la piel, sexo, origen nacional, creencia religiosa y cualquier otra lesiva a la dignidad humana, está proscrita y es sancionada por la ley".

Código Penal (ley 62)

• Artículo 295: “ sanción de seis meses a dos años de privación de libertad o multa de 200 a 500 cuotas, o ambas, al que discrimine a otra persona o incite a la discriminación o difunda ideas basadas en la superioridad u odio racial o cometa actos de violencia o incite a cometerlos contra cualquier raza o grupo de personas de otro color u origen étnico”

Como puede observarse a simple vista -y verificarse si se desea con la consulta de todos los textos legales emitidos al efecto-, ha sido el gobierno totalitario y no otro el que más preceptos legales ha legislado con relación al tema racial.

Coincide sin embargo el común de los analistas al afirmar que la exacerbación del debate sobre la discriminación racial a partir de 1959, tuvo objetivos políticos bien delimitados para el gobierno comunista;

Primero: presentar la situación republicana que le antecedió como caótica en términos de discriminación racial, instituyéndose como la verdadera solución definitiva del asunto... y

Segundo: ganar el apoyo de negros y mestizos a los que se les presentó la dictadura como su valedora social.

Eso explica consecuentemente por qué, -sumado a la propaganda sobre el estado de la segregación racial en los Estados Unidos-, la emigración y el exilio cubano se nutrieron mayoritariamente de blancos, al menos hasta 1980.

Y es precisamente ese, uno de los argumentos que se manejan a la hora de referirse a la penosa situación socio-económica de este sector de la etnia cubana; las relativamente bajas tasas de cubanos de la raza negra que se benefician de las remesas familiares procedentes del extranjero.

Es una serpiente que se muerde la cola y que es manipulada por la oportunista clase gobernante del país. Afirmar que los negros se encuentran discriminados por el hecho de que reciben menos cantidades de remesas familiares es un disparate; que oí con asombro repetir, incluso, a miembros de la mesa que debatió el tema en el Congreso.

Es como mucho, la constatación de una realidad económica que pesa sobre un sector de la población, dados sus escasos vínculos familiares con el exilio.

Y es ante todo la consecuencia normal de la política de un gobierno que ofrecía a una parte de la población, -con su habitual estilo populista-, beneficios que en la práctica no materializó, o si lo hizo fue durante un tiempo limitado y con un costo social impagable, las guerras de África, por ejemplo.

Pero es no sólo un inmenso disparate -de tremendo peligro social además-argumentar de forma categórica que los negros son discriminados por los blancos en los beneficios sociales y en los puestos de trabajo no vinculados al capitalismo de estado.

Ocurre, eso sí, con el acceso a las estructuras del verdadero poder político del país y ha estado ocurriendo con el acceso a las áreas dolarizadas, en especial la alta dirección de la nueva empresa capitalista estatal y en parte a los puestos de trabajo subalternos en esos mismos renglones económicos.

Con lo cual puede llegarse a la conclusión, que siendo el estado el único empleador, es entonces el estado el que puede ser acusado de racista y esto ya no cae dentro del universo de la psiquis individual de cada cubano, sino en la estructura de pensamiento político de la clase en el poder, que se salta su propia ley cuando lo considera pertinente. Ejemplos de esta última afirmación se cuentan por miles.

Es falso como se afirma que el color de la piel limitara el acceso a los diferentes puestos de trabajo y profesiones –exceptuando las áreas anteriormente mencionadas- y defender esa tesis desde dentro o desde fuera del país, no sólo permite el intrusismo de analistas malamente informados sino que además en aras de criticar a un estado despótico, se le hace el juego.

En realidad los muros de contención social, representativos de una sociedad con educación elitista en el orden racial, hace mucho se perdieron; negros, blancos y mestizos han convivido juntos en los internados escolares, compartido aula, mesa y en muchos casos cama. Así se educó el actual 80% de la población de la Isla. Eso es tan cierto como el hecho de que la nivelación de barracón perseguía fines más sofisticados; “la educación ideológica de las nuevas generaciones”, sobre la que se fundamenta el relevo generacional de apoyo a los totalitarismos.

De cualquier raza y condición son los médicos, profesores, maestros, enfermeros, ingenieros, veterinarios y también de cualquier raza y condición los trabajadores manuales, vendedores ambulantes y buscavidas que integran la inmensa mayoría de la población.

La publicitación a principios de 2003 de los “resultados” de investigaciones especializadas sobre el tema, encargadas por el Consejo de Estado a la Academia de Ciencias, la utilización por Castro de esos resultados para largar discursos despotricando sobre la situación de marginalidad de los negros, por supuesto que achacándola a actitudes individuales y la repercusión que esto tuvo en la prensa, no sólo nacional, también extranjera, permite comprender por qué los resultados estadísticos sobre composición racial de la población cubana han sido causa constante de elucubraciones.

Nadie es profeta en su tierra, sobre todo si esa tierra es Cuba. Las constantes citas de los estudiosos del tema al sociólogo sudafricano Richard Segal o al etnólogo suizo Jean Ziegler, no tienen más valor que el aporte de las hipotéticas cifras sobre la composición racial cubana que ambos estudiosos estiman en sus trabajos.

Parten del esquema clásico que ignora a la cubanidad como etnia e intentan la agrupación racial de la población nacional en los cuatro estamentos tradicionales, ignorando incluso el estamento supuestamente asiático. A continuación mostramos un resumen comparativo que ejemplifica nuestra afirmación.



Razas en Cuba, según autor y estimaciones porcentuales Según autor Negro Blanco Mestizo Otras
Richard Segal (Sudáfrica) 55 30 15 No Estimado
Jean Ziegler (Suiza) 30 35 35 No Estimado
Inv. cruzadas (Cuba) 30 30 39 1

Fuentes: Autores citados

Como es perfectamente perceptible, el segundo de los autores es el que más se acerca a la cuantificación formal considerada como probable en la Isla. Sin embargo entre ellas existen diferencias notables.

Mientras que los investigadores de Cuba, agrupan los diferentes fenotipos en cuatro líneas raciales más o menos definidas, pero reconociendo que esta agrupación es sólo formal, los analistas extranjeros intentan abordar la problemática desde ópticas clásicas o incluso desde sus experiencias extrapoladas. De ahí que se refieran durante todo el tiempo a los “afro-cubanos”, ignorando que la etnia cubana incorpora el elemento afro con independencia del color de la piel de sus integrantes, de la misma forma que incorpora las demás fuentes de la formación étnica.

Cuando el investigador sudafricano se refiere a un supuesto 55% de la población negra, ¿Se está refiriendo sólo a negros o por el contrario utiliza esa definición racial para identificar dentro de ella a determinados fenotipos mestizos?. Evidentemente calcular la población mestiza sólo en el orden de un 15 % es, incluso empíricamente, un disparate.

Más acertada en el cálculo, la estimación del Suizo adolece de defectos similares, pero esta vez por exceso de la estimación de blancos; es necesario recordar que ambos han carecido de trabajos de campo, sólo ofrecen datos a partir de estimaciones teóricas.

De esta forma, en vez de estudiarse el grado de marginalidad de la población cubana y dentro de esta, la pertinencia o no de determinados grupos raciales, se da por sentada una marginalidad socio-económica de origen racial.

Los niveles socio-económicos reales de la población cubana, se encuentran lo suficientemente homogenizados por la miseria imperante de los últimos 45 años, que es verdaderamente criminal el intento de desviar una previsible explosión de violencia social hacia resentimientos raciales.

Los analistas extranjeros y algunos nacionales, gustan agrupar a negros y mestizos en una misma categoría “racial”, tanto más artificial, cuanto es entre los miembros del estamento mestizo que mayor margen estadístico se encuentra entre el fenotipo físico y la imagen que de sí mismos tienen sus integrantes.

Es clásico de las naciones que basan su etnia en diferentes razas, que el proceso de integración multirracial se manifieste a través de contracturas más o menos importantes de auto imagen sobre todo en aquél segmento de la población que mezcla orígenes raciales diferentes.

La contradicción psicológica del mestizo que intenta su inserción dentro de una sociedad elitista de blancos ha sido tema incluso de las mejores obras de nuestra literatura costumbrista del siglo XIX. De esa fecha a nuestros días se ha producido una mezcla tal en la población, que una parte importante de esta se concibe a sí misma como “blanca” siendo racialmente mestiza y esa sí es una fuente importante de racismo avecindada en el nivel psicológico de una parte de la sociedad.

No existe probablemente otro pueblo del planeta –y a las estadísticas demográficas me remito- que partiendo de una población mayoritariamente blanca, haya llegado a tal punto de mestizaje y en tan breve tiempo como la cubana.

El arrastre social de la esclavitud, no ha sido solucionado íntegramente en ningún país del planeta y aún espera hipotéticamente por la asunción de responsabilidad con ese gran genocidio, que a no dudarlo tienen las naciones europeas y los capitales criollos levantados con tamaña explotación.

Ningún proceso de otorgamiento de la libertad a las masas de esclavos, fue acompañado en su momento del suministro de los medios económicos para su establecimiento como hombres libres, mucho menos en Cuba, que fue además del último país del continente en alcanzar la libertad de sus esclavos, los que menos recursos tenían en manos nacionales al lograr la independencia – a diferencia de lo que existía en el momento del primer levantamiento armado de 1868- fruto de la acumulación colonial y de las expropiaciones en época de guerra.

Es pues una masa marginal que en el relativamente corto período de un siglo –cuatro generaciones- no ha podido superar esa condición, mas que por una vía probadamente efectiva; mezclándose con otras razas en mejor posición socio-económica.

Cada matrimonio mixto facilitó una descendencia con alguna mejora social, como lo demuestran los datos socio-demográficos. Si a eso añadimos la declarada política de “blanqueamiento” de la población en los primeros años de la república –con casi un millón de inmigrantes españoles en menos de 20 años, para una población residente inicial de poco menos de millón y medio de habitantes- tendremos un mosaico, donde las diferencias de la pigmentación de la piel van desapareciendo paulatinamente, por la más expedita de las vías: la mezcla, que partiendo de concepciones racistas, -incorporada también por los discriminados- perdura hasta nuestros días.

De la misma forma que ciertas actitudes de desprecio por el trabajo achacadas tradicionalmente a la raza negra, han de buscarse en la degradante práctica de la esclavitud y su secuela urbana, -la que Don Fernando Ortiz describiera en sus estudios como “el negro curro”-, tampoco estas son actitudes que identifiquen a una raza, mas que por la mayoritaria pertenencia de esta raza a los estratos marginales.

Desde los tiempos clásicos se conoce de la baja productividad y rechazo al trabajo por los hombres que no pueden ejercerlo de forma libre. En ese aspecto la “revolución” ha igualado a todas las razas, asunto este que no llegan a entender a derechas muchos de los inversionistas extranjeros en Cuba a los que se les suele oír quejándose de la baja productividad del cubano.

Lo que en numerosas naciones de asocia a prácticas vinculantes a un entorno racial, no son más que actitudes derivadas de la marginalidad impuesta por la misma sociedad, con una alta carga de exclusión social, aderezadas por supuesto con las peculiaridades del grupo discriminado.

Tal ha sido el caso históricamente conocido de los gitanos y otros pueblos nómadas y de las grandes masas de emigrantes modernos que osan asentarse en entornos no sólo económicos sino sobre todo socialmente más estratificados.

En este punto tendríamos que recordar, que por ejemplo las manifestaciones evidentes de racismo anteriores a 1959 no eran, -por citar un ejemplo cercano- ni siquiera similares a las adoptadas en los estados del sur de los Estados Unidos, donde la segregación racial era legal; ni mucho menos parecidas a las del sistema adoptado en Sudáfrica. De tal manera que las prácticas racistas en nuestra patria, eran a todas luces, prácticas fuera de la ley, encubiertas en muchos casos tras vericuetos legales como la constitución de asociaciones elitistas que permitían actas de fundaciones que tuvieran en cuenta el color de la piel.

Sin embargo, nuestro problema actual, aunque con orígenes remotos, depende mucho más de las circunstancias contemporáneas que de la memoria social del devenir histórico.

La tendencia de la población isleña a encontrar una salida a su trágica situación por la vía de la huída del territorio nacional, -que de una manera u otra hemos cristalizado todos los que hoy día nos encontramos en el exilio-, ha hecho aparecer una nueva tendencia; el rastreo de cualquier vínculo ancestral que permita la vinculación personal a familiares o antepasados ajenos a nuestra actual configuración étnica. Es el nuevo mestizaje, la nueva forma de escapar del barracón.

Nos percatamos entonces de la aparición de verdaderas patologías sociales; la Etnofobia Intra étnica y su contraria la Xenofilia Interétnica, ambas expresiones bien reales del profundo proceso de deformación sociopática de la población cubana y que pretendemos alertar desde estas páginas.

miércoles, 6 de agosto de 2008

De nuevo, hablemos de racismo (I Parte)

Por Miguel A. García Puñales

A manera de introducción:En edición de hoy domingo 8 de junio, nuestro diario reproduce un reporte de agencias referente al II Encuentro Hispano-Cubano. En dicho encuentro –en el que no pudimos participar personalmente por compromisos laborales ineludibles y que dicho sea de paso fue convocado, al menos en nuestro caso, mediante mensajes SMS con muy poco tiempo de antelación y sin envío de la agenda de discusión- se debatieron muchos asuntos de interés, entre otros la cuestión racial en Cuba.

La propia agencia EFE que cubrió el encuentro reporta que “…La afirmación de Colas (N de E: se refiere al exiliado cubano, licenciado en psicología, Humberto Colás, residente en Estados Unidos y que trabaja en una universidad del estado americano de Missisipi) de que la sociedad cubana es "racista y clasista" ha provocado que dos exiliadas cubanas abandonaran el encuentro, tras señalar que no estaban de acuerdo con este mensaje…” Tal desenlace de una parte del evento no nos asombra y al margen de que acaba de llegar a esta redacción el texto de la ponencia que será estudiada – y comentada- por quien escribe esta columna, era casi un resultado esperado; al menos en lo referente a este tema en específico.

El Centro de Información y Documentación de Estudios Cubanos (CENINFEC), organización integrada por un pequeño grupo de investigadores y docentes universitarios cubanos en el exilio, concluyó recientemente la elaboración de una metodología para la medición fiable de los índices de marginalidad de la población cubana. Dicha metodología con los correspondientes registros de autor, será presentada antes de fin de año en varios congresos especializados, entre ellos en el encuentro cultural “Con Cuba en la distancia”, del que ya hemos solicitado oficialmente registro de participación. Dicho sea de paso este encuentro si ha circulado con suficiente antelación la agenda, metodología de presentacion de trabajos y normas de debate, lo que unido a su trayectoria en eventos anteriores se nos figura como lugar idóneo para exponer no sólo la metodología sino el primer reporte anual derivado de su aplicación.

Desde hace algunos años venimos alertando que el abordaje del tema racial como componente específico de la etnia cubana, está derivando hacia extrapolaciones metodológicas de entornos diferentes al cubano y con escaso manejo de datos fiables, por profesionales exiliados, fundamentalmente en territorio norteamericano y que han hecho de éllo su caballo de batalla contra el sistema totalitario.

En la mayoría de los casos, se utilizan los propios datos censales sobre raza, publicados por el estado cubano en su último reporte de 2002, evidentemente inexactos.

Y en la totalidad de los casos, los resultados publicados no pasan de expresar estados de opinión potenciados por la pertenencia académica o mediática de sus autores a entornos de investigaciones raciales norteamericanas.

En tres oportunidades – solo por mencionar mi etapa de exiliado- he tenido que soportar acusaciones directas,omisiones y exclusiones del tema, sólo porque los datos, conclusiones que he vertido o porque el color de mi piel no se ajustan al esquema de quienes desde aquél territorio asumen “profesionalmente” el abordaje del tema en cuestión.

En la primera oportunidad y de forma pública fui acusado de racista, sólo porque mis conclusiones sobre la calidad mestiza de la étnia cubana no se ajustaban a la concepción clásica de estudios nortemericanos que clasifica como población negra a los individuos de raza mestiza fruto del mestizaje de negros con otras razas. Justo es decirlo en aquella oportunidad yo si me sentí discriminado.

En una segunda oportunidad, mi solicitada colaboración en una incipiente publicación sobre el tema racial cubano la suspendí voluntariamente, pues en las conversaciones previas con el director de la revista, vía telefónica, fue precedida de una pregunta a todas luces improcedente y excluyente. Ante algunos plateamientos que debatimos por teléfono – en los que siempre supuse que evaluariamos datos lo más objetivos posibles- la primera pregunta ante discrepancias metodológicas fue: ¿De qué raza eres?. En ese mismo instante terminé lo que parecía que iba a ser una colaboración seria.

En un tercera ocasión me contactaron via e-mail para participar sobre un congreso del tema en una universidad de Washington donde me pedian una ponencia de base estadística. Después de acordada mi participación – incluídos todos los trámites de permisos laborales para ausentarme de terrirorio español- se hizo el silencio absoluto en los hasta ese momento constantes comunicaciones electrónicas. Sólo mas de un año después, la misma persona que me invitara –dedicado laboralmente al tema- me argumentó en Madrid que no sabía qué pasaba con mis correos que los recibía, pero que al parecer yo no recibía los que él me mandaba. No pude más que sonreir, pues ese colega no sólo tenía mis diferentes direciones de correos, incluídas las de este diario, sino mi teléfonos y dirección postal,amén de que yo recibía correos de su esposa referentes a otros temas de la actividad opositora.

Evidentemente, el tema no es sólo complejo ¡y peligroso! Ya que el tratamiento equivocado con los consecuentes estados de opinión en direcciones erróneas, pueden sumar a los ya acuciantes problemas de marginalidad de la población cubana - por supuesto de sus más de 20 fenotipos raciales- problemas inducidos por enfoques metodológicos racistas y duele decirlo; de interés de quienes pretenden vivir del tema.

A continuación reproducimos un ensayo de quien les escribe, publicado en 2003, que definen algunos de los principios de los que partimos para iniciar la investigación que recientemente concluyó en la formación de una metodología de indicadores objetivos de marginalidad, donde evidentemente se incluye el factor racial.

Hablemos de racismo. Ensayo

I- Algunos conceptos imprescindibles

Durante tres días sesionó el Congreso de la Cultura Cubana en Madrid. Al margen de imprecisiones, algunas exclusiones inexcusables y de que se echó en falta una convocatoria con mayor anticipación en el tiempo -para bien de las ponencias y de los ponentes-, el encuentro cumplió su cometido de vincular a diferentes estratos del exilio cubano mediante el abordaje de temáticas diversas.

Sería recomendable para un futuro, que de la misma forma en que algunas temáticas culturales y políticas contaron con la participación de profesionales del ramo, se beneficie en próximos eventos el concurso con expertos en temáticas sociales para temas de tal naturaleza. Sería interesante la presentación de resultados de investigación con rigor científico. Ayudaría a conocer más nuestra realidad y evitaría el tratamiento de temas tan importantes desde ópticas empíricas, periodísticas y a veces con léxico de barricadas.

Una de las sesiones más debatidas, transcurrió el sábado 31 de enero y el tema de interés versó sobre racismo en Cuba.

El debate transcurrió desde la óptica normal con que suele abordarse el asunto; desde posiciones empíricas y muchas veces anecdóticas. Lo que no deja de tener un gran valor, ya que los participantes aportan sus vivencias personales y las percepciones de su entorno, pero no suficiente si de un problema tan sensible se trata.

No suficiente, por cuanto es una realidad que se encuentra en la base de nuestra formación como Nación, ha sido manipulada por el gobierno de la Isla en su interés y para más INRI ha visto nacer en los últimos años cierta tendencia de pequeños grupos opositores cuyo norte de asociación lo constituye la raza.

Las conclusiones del debate fueron tres;
• Existe racismo en Cuba
• Su eliminación requiere de legislaciones específicas
• Para su extinción se necesitan vías educativas también específicas.

Volveré a estas conclusiones en la segunda parte de este ensayo, pues aunque las tres son verdades de Perogrullo, considero que merecen un análisis más detallado.
Siendo como es, un problema que aún espera por políticas realistas (quisiera remitir al lector a mi artículo “Vindicación de la República Constitucional”, publicado en esta misma sección del diario); Preocupa extraordinariamente que el desgobierno de la nación “descubra” ahora este asunto, según declaraciones efectuadas a la prensa a mediados del pasado año.

Es de analistas poco informados – el caso de Fernando Ravsberg, corresponsal de la BBC en La Habana- o de tiranos malintencionados, retomar el asunto exactamente de la forma en que se ha planteado.

El “problema racial” es usualmente mal entendido y peor evaluado, toda vez que el sujeto evaluador es casi siempre portador de sus propios determinantes sociales -“étnicos”- popularmente confundidas con la pigmentación de la piel. La objetividad en sociología aplicada es sumamente difícil de alcanzar en tanto y cuanto el sujeto debe intentar aislarse de su vínculo al objeto de estudio, aunque es precisamente ese vínculo el que le permitirá ejecutar con ventaja su abordaje.

Existen numerosas investigaciones sobre el tema, fundamentalmente dentro de la Isla, pues al contrario de lo que puedan opinar los legos en la materia, los numerosos investigadores que allí han desarrollado su trabajo –muchos de ellos con elevada formación y experiencia científica en las distintas ramas de la antropología social- han dispuesto a lo largo de muchos años, del tiempo, los medios y el acceso al objeto de investigación.

En el exilio podemos cumplir con largueza las dos primeras condicionantes, pero la última se nos torna harto difícil y la socorrida práctica de evaluar temas de este tipo utilizando la población exiliada como muestra de estudio, genera siempre un sesgo imposible de suplir sin el trabajo de campo en la Isla.

Hago esta aclaración, pues es común encontrar en el exterior a numerosas personalidades que por su procedencia formativa, alejamiento durante decenios del territorio nacional o por simple confusión, dan por hecho que el grado de ineficiencia general del país es achacable a todos los estratos profesionales de la Isla y eso ¡es un grave error!

Sólo que en el asunto racial, no han de buscarse puntualmente datos o conclusiones en los informes de investigaciones específicas sobre el tema. Esta afirmación se sustenta en dos razones;

-Primero, si la investigación es pública, seguramente estará amañada, pues este tema es clasificado en la Isla y sólo se encarga por directivas de gobierno a grupos de investigadores directamente vinculados al poder político y siempre con objetivos propagandísticos. Tal es el caso de los estudios sobre temas de la juventud que se desarrollan desde la Unión de Jóvenes Comunistas.

-Segundo, las verdaderas investigaciones sobre el tema, con este asunto como objetivo declarado, nunca salen a la luz pública pues se utilizan como herramientas de gobierno por los diferentes niveles del aparato central del poder.

Existen sin embargo numerosas investigaciones sociales que de forma indirecta abordan el tema y aunque en sus conclusiones generalmente sea necesario despejar la paja del vocabulario en uso, aportan datos y razones de enorme valor práctico.

Tales pueden ser, sólo por situar dos ejemplos, la Investigación Nacional de Crecimiento y Desarrollo de la Población Cubana, regentada por el Ministerio de Salud Pública, que va a cumplir su tercera década de trabajo, o el Estudio sobre condiciones socio-económicas de la población cubana mediante estratificación cartográfica, terminado a finales de los años 80 por el Instituto de Planificación Física.

Con ambas se trabajó directamente en el Estudio Nacional de Recursos Humanos para el Trabajo Social encomendado por el Consejo de Estado al Ministerio de Salud Pública y verdaderamente se puede decir que gracias a ellas se pudo prescindir de una parte importante del trabajo de campo inicialmente contemplado en el Protocolo de esta última, por demás extra-plan sin recursos asignados.

Es pues importante reconocer que aún en condiciones de democracia habrá un duro trabajo por hacer en cuanto a la eliminación del racismo como fenómeno social, en tanto y cuanto es un fenómeno que ha excedido en el tiempo a varias generaciones de cubanos.

Incluso, uno de los problemas más evidentes que tendremos es, saber con certeza sobre qué universo trabajaremos. Me explico; la práctica social y por extensión los estudios más serios sobre razas en Cuba, contemplan hasta un máximo de 20 fenotipos raciales claramente definidos. A diferencia de la común práctica para la definición de los fenotipos, pongamos por ejemplo en Europa; en Cuba sólo en un caso concreto se utiliza la geometría craneal como definitoria del fenotipo.

El resto de las definiciones versa sobre las diferentes gradaciones de la pigmentación de la piel, color de los ojos, tipo y color del pelo y en tres fenotipos concretos se tiene en cuenta el pliegue epicántico.

Sin embargo, en todos los censos de población efectuados en la Isla, durante la República y después de ella, la estratificación racial sólo ha tenido en cuenta cuatro posibles encasillamientos, vale decir; Negros, Blancos, Mestizos y Asiáticos. Si a esto se suma que en la totalidad de los casos los encuestadores han carecido de entrenamiento en Antropología Física, estaremos en presencia de resultados censales que en el tema racial sólo reflejan el auto imagen del encuestado.Si se tienen dudas al respecto, sólo debemos observar los resultados de los diferentes censos que reflejamos en las siguientes tablas.

Tabla 1
Composición de la población de Cuba, según el color de la piel,por provincias, en por cientos (1981)

Provincias Blancos Negros Asiáticos Mestizos
Pinar del Río 78,3 14,3 0 7,4
La Habana 82,2 9,5 0,1 8,2
Ciudad Hab. 63 16,4 0,2 20,4
Matanzas 76 12,7 0,1 11,2
Villa Clara 82,5 6,9 0,1 10,5
Cienfuegos 76,6 9,6 0,1 13,7
S. Spiritus 84,1 7,4 0 8,5
C. de Ávila 80,8 9,5 0,1 9,6
Camagüey 77 11 0,1 11,9
La Tunas 74,4 7,2 0,1 18,3
Holguín 78,8 6,1 0,2 14,9
Granma 42,7 4,4 0,2 52,7
Stgo. Cuba 30,2 22,2 0,3 47,3
Guantánamo 26,3 18,8 0,4 54,5
Isla de Pinos 66,8 10,9 0,2 22,1
Cuba 66 12 0,1 21,9
Fuente: Oficina Nacional del Censo. Censo de población 1981

Tabla 2
Composición de la población de Cuba, según color de la piel, en por cientos (1931-1981)

Color de la Piel 1931 1943 1953 1981

Blancos 72.1 74.3 72.8 66
Negros 11 9.7 12.4 12
Asiaticos 0.7 0.4 0.3 0.1
MestizoS 16.2 15.6 14.5 21.9
Fuente: Oficina Nacional del Censo. Censo de población 1981

Por simple percepción empírica; ¿Puede alguien suponer que la raza blanca constituya en Cuba mayoría sobre la suma del resto de las razas censadas?. Los resultados censales han diferido siempre con los resultados cruzados de diferentes encuestas, estudios o trabajos de campo de especialistas en lo referente a la temática racial.

La respuesta se encuentra en la especialización de los investigadores, que para fines prácticos concretos, perfeccionaron la caracterización de los fenotipos. Tales son por ejemplo los trabajos que se han desarrollado para la salubridad cubana. Es de sobra conocido que en este ámbito específico la precisión del fenotipo es parte del trabajo para la prevención y cura de determinadas enfermedades.

La concepción popular de “étnia” en Cuba no es tal. Se entiende por étnia a una comunidad humana que comparte no sólo raza, sino también idioma, cultura, costumbres etc. Las razas en Cuba son tributarias de todos los elementos de la étnia, con excepción hecha de la pigmentación de la piel, lo que ha llevado al común de los investigadores a definir al cubano como una unidad social uní étnica y multirracial.
Nuestra cultura es mestiza, totalmente mestiza y las diferencias entre grupos humanos en el orden cultural, están vinculadas más a la extracción socio-económica del grupo en cuestión que a la pigmentación de la piel de sus integrantes. La marginalidad inducida constituye el principal caldo de cultivo para el fenómeno racista.

Es un fenómeno que se expresa más en el ámbito de la sicología individual que de los atavismos sociales formalmente reconocidos. A diferencia de otros pueblos de nuestro entorno, los cubanos de la raza negra participaron y muy activamente en las gestas que dieron origen a la Nación y las leyes reconocieron su derecho al ejercicio pleno de la igualdad. Es más, las actuales leyes del gobierno totalitario recogen con mayor precisión que las republicanas la protección formal contra las diferentes manifestaciones del racismo.

Si esa formalidad fuera suficiente no estaríamos hoy tratando de seguir el hilo de Ariadna, ni sería necesario que el amable lector tenga la paciencia de continuar con la lectura de este ensayo.

viernes, 1 de agosto de 2008

Modelaciones para una hipotética “transición”

Modelaciones para una hipotética “transición”

Por Miguel A. García Puñales

Cumplimentando solicitudes expresas del Consejo de Redacción del diario me disponía a redactar un artículo de opinión sobre los posibles escenarios de una hipotética “transición”, cuando mi memoria –que ya no es la que un día fue- comenzó a emitir - los fisiólogos sabrán- eso que nos hace creer que hemos vivido una situación similar en otro contexto temporal. Menos mal que existen los PC y la consulta de archivos es rápida, pues ya estaba a punto de creer en vidas pasadas o en un expediente X ¡vaya usted a saber!

El caso es que encontré un artículo que publiqué el día 14 de enero de 2006 y mas tarde en octubre del propio año, como prueba de que los tiempos históricos en nuestra patria transitan en una cámara lenta, ¡pero muy lenta! A tal punto que cualquier hijo de vecino puede intentar ejercer de profeta - sólo tiene que poner en tiempo futuro lo que ve pasar en el instante que redacta sus “previsiones” – comparto con los amables lectores mi “visión” de hace dos años y medio.


Publicado originalmente con fecha 14 de enero de 2006:

He leído tanto últimamente sobre el asunto que da nombre al presente artículo, que ya me siento abrumado de tantas hipótesis. Modelar el futuro es casi más difícil que adivinarlo y esto último ya de por sí es bien espinoso; el que crea lo contrario que le pregunte a tanto "vidente" pronosticador de tantas "caídas" de la tiranía, descritas a veces con tanta precisión en tiempo y espacio que he llegado a creer que estos adivinos son almas con una especie de conexión mental similar a la máquina del tiempo.

Sin embargo, las "modelaciones" de la hipotética transición cubana, rizan el rizo. Primero, porque salvo alguna que ha sido escrita en tiempo de ficción, todas las demás suelen esquivar el asunto más escabroso, es decir; ¿De verdad alguien cree, que por el simple hecho de fallecer Castro se va a desmoronar el sistema y se pasará automáticamente a una transición? O por el contrario, ¿De verdad alguien supone que todos esos "cambios" escritos sobre papel serán factibles de efectuar obviando lo que nadie puede modelar con un mínimo de acierto? Lo que nadie modela; se da por sentado que ocurrirá de forma espontánea y eso es posible…o no.

En fin, que mientras esperamos que el pueblo se lance a la calle, que los militares se subleven o que simplemente a la muerte del tirano todo se venga abajo como un castillo de naipes, nos dedicamos a hacer cábalas sobre cómo organizaremos la nación, de qué forma la convertiremos de nuevo a la riqueza y hasta cómo reconciliaremos armónicamente a las víctimas con sus victimarios.

A más de uno he oído personalmente en los últimos tiempos, reconocer que tiene aspiraciones políticas concretas; lo cual sería totalmente legítimo si no quedara tanto por hacer antes que nada de ello pueda definirse, sobre todo si sobre tanta miseria material y moral que existe en el país no se apresuraran ya algunos "madrugadores" a proclamar su candidatura a Padre de la Patria… o a concejal del ayuntamiento de "Palo Cagao", que en eso de aspiraciones políticas no hay nada escrito.

Por todo ello son de agradecer artículos como el publicado en las páginas de La Nueva Cuba por el Director de la Sección de Cultura, Eduardo Lolo el pasado 5 de enero.

Su análisis, -a partir de las similitudes evidentes entres dos grandes desastres; la situación del país al terminar la guerra contra el colonialismo español y el final por una vía u otra -esperemos- de la dictadura comunista, me ha traído a la memoria recuerdos de anteriores debates en que modestamente participé con argumentos similares, pero sobre todo me recordaron las evidencias que esgrimiera Rafael Díaz Balart en su discurso de febrero de 1999 en ocasión del 40 aniversario de la fundación de La Rosa Blanca.

Tanto en el artículo de Lolo, como en el mencionado discurso, se previene contra la repetición de algo por lo que ya transitó la nación cubana; la descapitalización de su población autóctona a favor de intereses foráneos.

Antes de continuar con los comentarios quisiera citar algunos fragmentos de las ideas de Díaz Balart, tomadas directamente de una edición con copyright de La Rosa Blanca y que me regaló hace algunos años mi amigo Rigoberto Carceller:

" …Hay que estar preparados, desde aquí y desde ahora, para evitar que - al alumbrar la libertad - vuelva a suceder algo parecido al Tratado de París, firmado entre Estados Unidos y España el 10 de diciembre de 1898, sin permitir a los cubanos -después de un siglo de lucha - participar ni siquiera como observadores. Ese Tratado infame echó las bases para impedir que los cubanos, junto a la soberanía, pudieran obtener también una justa participación al comienzo de la vida económica de la nueva República. Solamente a través de los esfuerzos de todo el pueblo, de la política y de las leyes que hicieron los políticos en los 56 años de República, pudieron los cubanos acceder a la riqueza nacional. En la nueva Cuba libre que se acerca, hay que comenzar desde el principio, asegurando a los cubanos, a todos los cubanos, las oportunidades y facilidades para participar en la vida económica de la República y no solamente en la vida política y social…"

Y no es que me haya dado a estas alturas por creer en profetas - a pesar que la nación debe agradecer a la memoria de Rafael Díaz Balart el haber sido el único que acertó en su evaluación temprana de la figura de Fidel Castro y los males que acarrearía a la ingenua dama del gorro frigio- es que la similitud entre las miserias de la Cuba post Guerra de Independencia y la Cuba post Castro son algo más que una mera coincidencia. Ambas situaciones han sido el fruto de la incapacidad de los cubanos para llevar a buen puerto nuestra vida nacional y concluir con éxito lo que hemos comenzado; dando pie a intereses foráneos para su enriquecimiento a nuestra costa, aunque justo es decirlo, siempre con la complicidad ruin de una parte de nuestros compatriotas.

En las condiciones de una supuesta transición a la democracia -aquí ya me sumo al grupo de los "modeladores"- corresponderá al nuevo gobierno de la nación tomar las primeras y más importantes medidas para evitar ante todo que se consume "legalmente" el despojo que se viene fraguando desde dentro y desde fuera. Que en nombre de la "fraternidad" entre cubanos se legitimen privatizaciones fraudulentas a favor de los personeros actuales del régimen - que de hecho ya ostentan tal condición al enviar a sus familias al extranjero y exportar capitales que se encuentran graciosamente lavados, muchos de ellos en la geografía europea o latino americana y es casi seguro que también en territorio norteamericano- , que en nombre de las "buenas relaciones con otros estados" se vayan a admitir las transferencias del patrimonio nacional gestadas como botín de posicionamiento aventajado de numerosas compañías extranjeras.

Compañías que no han dudado ¡incluso! en manifestar públicamente su apoyo a la dictadura mediante el simple procedimiento de separar sus negocios del mantenimiento de los convenios internacionales de Derechos Humanos, Derechos Civiles y Sindicales apartándose de una actitud corporativa responsable e incluso ejecutando en sus instalaciones las órdenes directas de la Seguridad del Estado cubana, violando derechos inalienables de las personas.

Por otra parte de todo lo malo que heredará el gobierno que se erija por decisión democrática, existe un elemento pernicioso en sí mismo que se transformará en positivo; heredará el control total de los recursos de la Nación y estará en condiciones reales de legislar leyes y establecer tribunales que las hagan cumplir, estableciendo las restituciones de propiedades a quienes correspondan legítimamente o en su defecto creando las vías de indemnizaciones allí donde ello sea imposible en la práctica, pero por sobre todas las cosas creando las condiciones para capitalizar el trabajo pretérito de la población cubana.

Uno de los argumentos fundamentales de los "mesa redondistas" de La Habana para sembrar el miedo y la desconfianza entre la población, lo ha constituido desde siempre el problema de la propiedad inmobiliaria urbana. Algunos debates hemos tenido por estas tierras sobre ese aspecto con algunos defensores de la restitución de propiedades por la vía de la expropiación a ultranza. Publiqué un artículo sobre ese asunto en el número 11 de la Revista Hispano Cubana y algunas satisfacciones he tenido cuando he confirmado similares puntos de vista entre numerosos analistas.

El artículo sobre el Tratado de París al que he hecho referencia más arriba es uno de ellos. No se puede reconstruir la nueva República despojando a la población del único bien acumulado del fruto de su trabajo -que conste que no me estoy refiriendo a las mansiones de lujo de los personeros del régimen o inversores extranjeros que han adquirido propiedades en litigio- porque ese bien -cobrado más de una vez en su totalidad por el estado trasgresor- será el que le permita a una parte importante de la población contar con medios de aval para sus iniciativas emprendedoras.

Las condiciones socio-económicas que se heredarán de la actual dictadura; el nivel de marginalidad económica -tanto más cruel cuando se ceba en una población con un nivel alto de instrucción y por tanto totalmente consciente de la profundidad de su marginación- sólo se solucionará si a los cientos de miles de técnicos y profesionales formados se les facilitan las vías para el ejercicio creativo de sus profesiones, si a los sectores raciales históricamente arrinconados se les inserta realmente en la vida nacional, si a la mujer se le facilitan los mecanismos reales de igualdad -y no sólo se simula detrás de algunas leyes o estructuras sociales favorables, mientras se esconde nacionalmente el flagelo del maltrato femenino, oficialmente desconocido en la actualidad por la tiranía e incluso no reconocido como tal por la población ¡incluyendo a las afectadas!- en fin, si al común de los ciudadanos no se le brindan las oportunidades reales para vivir decorosamente de un trabajo con altos índices de productividad, mediante una política inteligente de inversión de capital y creación de empleo.

Todo ello será posible si la Nación y sus riquezas retornan a las manos de la Sociedad Civil, con un estado eficiente, pero con un aparato de gobierno mínimo; trasladando a los territorios concretos la posibilidad de gobiernos locales eficaces y estimuladores de la actividad privada, mejorando aquellos elementos de seguridad social que garanticen la estabilidad y la atención a los sectores de menores ingresos, creando de nuevo una numerosa clase media, transformando al país de un estado de miseria generalizada hacia una estado de bienestar.

Pero para ello, estimados compatriotas, PRIMERO se debe producir el cambio, ¡necesariamente pacífico!, la guerra civil no es una opción sino para los más orates sueños castristas. Sin una presión interna y externa REAL, difícilmente creo que se pueda lograr y no se solucionará sólo con llamamientos. Los que están dentro de la Isla carecen de acceso real a la información y en todo caso interpretan los llamamientos grandilocuentes del exilio - en el mejor de los casos- como una utopía de quien se encuentra a buen resguardo del peligro y con las necesidades básicas satisfechas.

Ninguna modelación tiene valor real si no cuenta con los medios para su materialización y la modelación del cambio es AHORA, después ya será tarde y los medios para su materialización deben concretarse también en este momento. Las fuerzas interesadas en evitar un cambio real hace mucho tiempo que han puesto en marcha su maquinaria y probablemente la muerte del tirano nos coja de sorpresa a todos, mientras nos entretenemos en llenar cuartillas o en enfrentarnos unos con otros y si perdemos ese momento catalizador, si no sabemos dirigir nuestras acciones en el minuto preciso, entonces es probable que tengamos que desechar la esperanza.

Cuatro o cinco maniobras estratégicas serían suficientes para afianzar como gobierno a la línea continuista; que a cambio de retroceder como cabeza de la subversión hemisférica, reintegrar propiedades de ciudadanos norteamericanos y dar garantías de convertirse en barrera segura para el tráfico de drogas o el tránsito terrorista hacia la Unión americana -ejército tiene de sobra para ello- amén que de evitar una más que probable explosión migratoria, recibiría el probable beneplácito "hasta de Dios" para "legalizar" el despojo de una nación. Bajo la égida de una camarilla de este tipo, -"reconvertida" al estilo ruso- no sería difícil simular un estado "democrático", con constitución incluida y población educada por más de medio siglo en la simulación, la doble moral y el oportunismo político.

Que no se repita el Tratado de París depende de los buenos cubanos, aunque desgraciadamente, cuando los pueblos tienen mala memoria, la historia suele repetirse como este artículo.